Desde la arena.

Mamá y papá me dicen que no tenemos nada que temer. Que ya pasó todo y que pronto todo mejorará. Yo miro a mi alrededor y contemplo los escombros de lo que fuimos. Y es que ya no queda nada. Sólo tierra. No hay Estado ni sociedad del bienestar. Apenas hay sociedad. De veras que no queda nada.

Acabaron con todo. Al principio, cuando sólo había crisis, parecía imposible pensar que podríamos llegar a esto. Pero así ocurrió. Y ahora no queda nada; porque acabaron con todo. Y cuando no quedaba nada, se acabaron los unos a los otros. Hasta desaparecer -o eso nos hacen creer-.

Porque papá y mamá me dicen que ya no tenemos nada que temer, pero cuando yo camino entre la nada, a veces noto alientos. Huelo a saliva y siento miradas, donde sólo queda arena.

Y no me tranquiliza que me digan que todo mejorará. Porque cuando todo mejora, ellos vuelven.


Desde la arena. (2011)

Comentarios

  1. Siniestra alegoría; siniestra pero bastante real, por otra parte. En cuanto a la foto, el conjunto tiene un aire de surrealismo daliniano muy curioso.

    ResponderEliminar
  2. Ellos me recuerdan a los hombres grises de Momo. Quitándose el cigarro de tiempo unos a otros.

    ResponderEliminar
  3. Entiendo por dónde vas, Steve.

    HombreDeAlabama, yo soy menos épica que el gran Charlton.

    Y, Mariette, es que Ende era un señor muy listo. Yo también los recuerdo a menudo. Hoy también.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario